La historia del Baignoire de Cartier parte en 1912, cuando Louis Cartier tomó la forma tradicional del reloj redondo y la alargó. Su investigación estilística culminó en dos líneas rectas paralelas cerradas por dos curvas, que formaban la forma de una bañera (“baignoire” en francés), de ahí su nombre. Su estética seguirá evolucionando hasta adoptar, a finales de los años 50, su conocida forma ovalada ligeramente curvada, con una esfera estampada con números romanos o arábigos y bordeada de gallardetes de oro. Esto constituyó la primera etapa de un acto creativo.
Totalmente reelaborado por el estudio de diseño de Cartier, el reloj Baignoire afirma en el presente su propia esencia eterna. Sus exigentes acabados logran un equilibrio entre el diseño puro y las líneas sofisticadas, rindiendo homenaje al modelo de culto de 1958. Su diseño permanece inalterado, pero la pieza en sí ha evolucionado para ofrecer: un brazalete más estrecho, números romanos rediseñados sobre un fondo plateado con chorro de arena, un fondo de caja perfectamente integrado en la caja, una estanqueidad de hasta 30 metros y una total conformidad con los estándares de calidad modernos.
El Baignoire de Cartier continúa esta herencia estética revelando una presencia más deslumbrante que nunca. Esta referencia 1950 de oro amarillo de 18 k, con engaste de diamantes en el bisel, posee movimiento de cuarzo suizo y una belleza clásica que aúna funcionamiento impecable y elegancia atemporal, en forma excepcional.