A finales de la década de 1970, tras dejar el negocio familiar, el italiano Carlo Crocco incursionaba en el mundo de la relojería con un giro inesperado. Acuñó la marca MDM Geneve y se mudó a Suiza para poner en práctica su plan. El reloj que tenía en mente estaba inspirado en la forma de la portilla de un barco, “”hublot”” en francés, y adoptaría la fórmula de un reloj deportivo de lujo, pero con una desviación audaz.

Crocco iba a renunciar a la pulsera de metal integrada y, en su lugar, ajustaría su reloj con una correa de caucho integrada. La decisión fue calificada como blasfema. Crocco era un ávido marinero. Al querer crear un reloj deportivo de lujo, quería que fuera un reloj versátil apropiado para la oficina y para las aguas abiertas. El reloj que finalmente presentó en Baselworld 1980 se llamaba simplemente Hublot. Un reloj de oro amarillo con su dial, bisel y caja en silueta de un ojo de buey, que tenía su correa de caucho atornillada en las asas y se aseguraba con un cierre desplegable de doble hoja.

A partir de ahí, la marca MDM Geneve avanzó y sobrevivió hasta bien entrada la segunda década de su vida útil. Fue a mediados de 2004 cuando el titán de la industria Jean-Claude Biver puso sus ojos en la marca y vio su potencial sin explotar. En ese momento, MDM Geneve dejó de existir, Biver llevó el Hublot Big Bang a Baselworld 2005 y el resto es historia. Este Hublot es una celebración en acero, oro y cuero de esos relojes originales de Crocco, en tamaño Mini para mujer y con toda la exclusividad de la actual Hublot.