Rolex Datejust: mucho más que “sólo una fecha”
El Datejust trascendió la mera función de mostrar la fecha en la esfera para convertirse en un emblema del diseño relojero. En esta ocasión revisamos la historia y el legado de este ícono de Rolex, el reloj que creó el concepto de “one watch collection”.
Orígenes del ícono
Rolex nos tiene acostumbrados a pensar que en sus talleres se han inventado la mayoría de las complicaciones y funcionalidades de los relojes modernos, pero generalmente no es cierto. Hay una ocasión en que este mito si es verdad, y es en la aparición del disco giratorio de fecha visible en la esfera. Esta revolución relojera se produjo en 1945 con la introducción del Datejust, primer reloj cronómetro automático de pulsera en tener esta capacidad. Ese año, la casa de la corona celebró su jubileo, al cumplir 40 años desde su fundación por parte del bueno de Hans Wilsdorf. Esta función, que hoy se considera súper básica, fue en su minuto una gran innovación, y figuras históricas como Eisenhower y Churchill pudieron, por fin, saber la fecha del día con sólo mirar su reloj.
Este primer Rolex Oyster Perpetual Datejust fue un reloj gordito –bubble back– 100% oro amarillo de 18 k, con la caja hermética Oyster (presentada por Rolex en 1926), un bisel estriado, y el famoso, imitado pero nunca igualado, brazalete Jubilee (justamente por ser el jubileo), una combinación fantástica que sentaría las bases de lo que un reloj de pulsera de lujo debe ser. Luego en 1953 aparece el amado por algunos, odiado por otros, lente Cyclops, la tradicional lupa sobre la fecha de muchos relojes Rolex, que junto a los 36 mm originales y las variaciones de bisel y brazalete han conformado la mayoría de las combinaciones del reloj clásico que conocemos como Datejust.
En el ámbito técnico, el Datejust fue pionero al integrar un movimiento automático en relojes de pulsera, movimientos confiables, robustos, con una reserva de marcha suficiente para su uso cotidiano. La idea de Rolex fue siempre posicionarlo como el mejor reloj para el día a día, por lo que fue incluyendo mejoras en sus calibres como el Quickset de 1977, que permite a los usuarios ajustar la fecha en un reloj sin necesidad de girar las manecillas alrededor de toda la esfera. Más actualmente, con el calibre 3135 y luego el 3235, Rolex fue capaz de ofrecer una reserva de marcha de hasta 70 horas y un nivel de precisión espectacular.
Fundamentos del diseño
Si tuviésemos que definir el diseño del Datejust en una sola palabra, probablemente sería: “atemporal”. ¿Y qué significa que sea atemporal? Significa que es un diseño capaz de atravesar con éxito las turbulencias de las modas de distintas épocas y tendencias. Seguramente es la razón por la que si le pedimos a un niño dibujar un reloj, dibujará algo muy parecido a un Datejust.
Tenemos que reconocer la capacidad de Rolex para equilibrar forma y función en este reloj de manera magistral. La conjunción de la caja Oyster, con sus curvaturas y su ajustada distancia de asa a asa, un bisel delicado y en material precioso, una esfera legible sobre un fondo limpio con marcadores y manecillas contrastados, muchas veces también en material precioso, y siempre muy bien facturados, conforman la arquitectura de un objeto útil, para ser usado diariamente. Esto no significa que no sean piezas de lujo hermosas, o que no cumplan su condición de joya a la perfección. Un Datejust es ambas cosas.
Estamos hablando de un reloj versátil, que puede acompañarte a una fiesta, o a una reunión de trabajo, o a un evento familiar, cualquier día de la semana o del fin de semana, jamás desentonando, siempre llamando la atención, pero con sutileza. Ahora, es cierto que existen versiones personalizadas o de fábrica que fueron hechas para llamar la atención de manera menos sutil, que fueron hechas para la ostentación, pero eso sólo demuestra que este reloj es capaz de satisfacer una amplia gama de preferencias estéticas.
Internamente, el Datejust es coherente con su aspecto exterior. En su interior han latido siempre movimientos que poseen la última tecnología desarrollada por Rolex en cada época, proveyendo al reloj con permanentes mejoras relacionadas con la resistencia al impacto y la influencia magnética, la precisión y la fiabilidad, la calidad material y la solidez del conjunto. La reserva de marcha es enorme actualmente –casi 3 días– y comparte calibre con otros íconos de la corona como el Submariner, el Sea-Dweller y el Yacht-Master. Así de importante es el Datejust.
Influencia en la industria
La influencia del Datejust en relojería es enorme, no sólo en relación a las tendencias de diseño industrial, como comentábamos anteriormente, sino también en relación a las tendencias del mercado y la industria relojera. Es evidente que la transición desde reloj formal a reloj deportivo, o casual, es un cambio de marea que lideró Rolex con el Datejust y que siguió el resto de los fabricantes. Los relojes de vestir han tenido que adaptarse para acompañar a sus dueños tanto al trabajo como a eventos sociales, asistir a la ópera o sumergirse en la piscina.
Esta versatilidad que logró Rolex con el Datejust es la característica que permite decir a algunos que existe la “colección de un solo reloj”, es decir, que bastaría un solo modelo para cubrir todas las necesidades relojeras del usuario. Si bien, al enumerar las capacidades y las características de este reloj se hace evidente que probablemente sea el único reloj que necesitas, como coleccionista me niego rotundamente a esta idea. Bromas aparte, el Datejust es un reloj completo, que cumple su función a la perfección y un poco más.
A pesar de las preferencias actuales de los jóvenes, que se inclinan mayormente hacia relojes deportivos y robustos, por no decir gigantes, el Datejust mantiene una posición fuerte, apoyada por la creciente tendencia hacia los relojes de vestir de menor tamaño, y la vuelta con todo de los relojes “vintage”. Es por eso que Rolex sigue manteniéndolo en un sitial especial dentro de su catálogo, sin descuidarlo, y complementándolo con modelos nuevos, como los impecables Day-Date recién salidos del horno para el Watches & Wonders 2024, actualmente en curso.
La impronta del Datejust en la industria relojera es indiscutible. Junto al Submariner es probablemente el reloj más copiado e imitado de Rolex; ya sea por su ya comentado diseño atemporal, su incuestionable calidad de construcción, y su innegable relevancia histórica, continúa influyendo en la percepción de los consumidores, los coleccionistas y el mercado en general. A pesar de los cambios en las tendencias y la competencia de los relojes deportivos, el Datejust sigue siendo lo que te imaginas cuando cierras los ojos, y alguien te pide que “pienses en un reloj”.
Presente y legado
En la escena actual, el Datejust de Rolex tiene que enfrentar una competencia feroz, no sólo de las marcas tradicionales, sino también de las nuevas micro-marcas que producen cada vez mejores relojes. Los códigos de diseño tradicionales del Datejust son actualmente patrimonio global y, por lo tanto, están a la mano de cualquiera con las lucas y el tiempo suficientes para aprovecharlos y crear la siguiente iteración del “reloj único”.
Es evidente hoy que no basta la historia y la tradición de una casa relojera para transformar un producto en un éxito de ventas, y es por eso que Rolex no baja la guardia. La corona sabe que tiene un producto ganador, desde hace casi 80 años, y que para mantener esa condición debe estar permanentemente actualizando y ajustando las características de este objeto al estándar contemporáneo. Por eso es que hoy vemos cajas de 41 mm, de platino, oro en distintos tonos, piezas sintéticas antimagnéticas en los movimientos, brazaletes sólidos con cierres espectaculares, y un listado interminable de mejoras.
Es la forma en que Rolex ha sabido dar al Datejust su condición de inmortalidad, estética y técnica. Para representar la herencia de la marca más valiosa del mundo se requiere un equilibrio entre la expresión de las tradiciones y la adopción de las innovaciones, ser un puente entre el pasado y el presente. El Rolex Oyster Perpetual Datejust es una pieza crucial en la historia de la relojería moderna, y lo seguirá siendo mientras mantenga su condición de reloj clásico, universal, elegante pero cotidiano, como una copa del mejor vino un día de semana cualquiera.