Peter Carl Fabergé (ruso, 1846 – 1920) tenía sólo veintiséis años cuando se hizo cargo del negocio de joyería de su padre en San Petersburgo, Rusia, en 1872. Los talleres de Fabergé produjeron una gran variedad de “objetos de arte”, incluyendo magníficas joyas, relojes, pitilleras de esmalte, cajas y marcos.

Fabergé fue el mayor maestro del mundo del esmalte guilloché, una técnica que requiere mucho tiempo y en la que el esmalte policromado se superpone a patrones circulares, rectos u ondulados grabados en el metal. El esmalte es translúcido, lo que permite que la luz penetre y se refleje en el metal, que brilla cuando la luz lo capta desde diferentes ángulos. Combinando el exquisito esmalte guilloché con metales y piedras preciosas, Fabergé lo llevó a las alturas del lujo, convirtiéndolo en una de las técnicas decorativas más favorecidas por la élite de la sociedad eduardiana.

La pluma del Museo, elaborada en oro de 24 quilates con laca, se basa en un marco de oro con esmalte guilloché de la colección del Museo, creado por los estudios de Fabergé antes de 1899. La pluma estilográfica tiene un plumín mediano de acero chapado en oro de fabricación alemana y admite un cartucho o convertidor estándar. Tanto la pluma estilográfica como el roller tienen capuchones giratorios. El roller admite recargas estándar.