Un Watches & Wonders 2024 para el olvido
Watches & Wonders 2024 reúne a más de 1.500 periodistas y 50.000 participantes. Cartier, Vacheron Constantin y Tudor presentan destacados lanzamientos, mientras Rolex y Patek Philippe decepcionan. Los independientes como Rexhepi y François-Paul Journe brillan con su creatividad.
Los destacados, buenos y malos
Se acaba de cerrar una nueva versión de la feria más importantes de la relojería mundial. Los módems finalmente se enfrían, la champaña pierde el gas, y los blogueros más famosos vuelven a sus países durante su único vuelo del año en primera clase. Ginebra recibió a más de 1.500 periodistas y casi 50.000 participantes en total, con más de un centenar de marcas que exhibieron tanto dentro como en los alrededores de la Palexpo. Muy en línea con el enfriamiento general de las ventas de relojes y de la mano de una economía mundial debilitada, las novedades de esta versión fueron generalmente tranquilas, en algunos casos aburridas, y en otros derechamente inexistentes.
Si bien volvimos a ver complicaciones realmente elaboradas (felicitaciones IWC y JLC) y mágicas, el ambiente general es de cautela y los grandes lanzamientos de nuevas familias brillaron por su ausencia. Aquí en LOFT estamos para rescatar los puntos altos, bajos, y entretenidos de la semana que termina, para traerte un destilado listo para consumo rápido.
Vamos primero con los puntos altos
Las marcas que trajeron algo nuevo, o al menos muy bello a la mesa. Tenemos que partir con la marca de moda, la marca que ha traído de vuelta lo clásico, la elegancia atemporal y el oro (mucho oro). Este año Cartier no decepcionó presentando una versión refrescada del famoso Tortue en versiones 3 agujas y cronógrafo, tanto en oro y platino. Un reloj realmente delicioso por sus proporciones, su esfera guilloche, los detalles de su corona que esconde un pulsador, y por su movimiento de cronógrafo monopulse.
El stand de Cartier siempre es el más visitado, ya que entre joyas y relojes hay mucho que ver, pero sin duda esta fue su novedad estrella de esta versión.
Muy cerca de Cartier nos encontramos con sus primos de Vacheron Constantin, que si bien asombraron trayendo el reloj más complicado de la historia, que más bien parecía un melón calameño (calendario perpetuo chino incluido, para dejar muy en claro el público objetivo), también nos sorprendieron con una variante realmente deliciosa de su modelo estrella: el Overseas. Oro amarillo con una esfera verde sutil en todos los tamaños y versiones para seguir cimentando la posición de esta colección como un verdadero competidor en el segmento de los relojes deportivos de brazalete integrado de muy alta gama.
En el segmento medio nuestros ganadores fueron dos relojes herramientas. Robustos, honestos y listos para la acción. Por un lado, el nuevo Tudor Black Bay 58 GMT con sus guiños a los antiguos que GMT de Rolex con bisel de baquelita y un tamaño perfecto. Todo esto construido sobre la última tecnología de movimientos Kenissi y las tolerancias y acabados a las que nos tiene acostumbrado su hermano mayor. Un producto difícil de superar en esa ventana de precio.
Por el otro lado, TAG Heuer parece estar recuperando la forma, con un sorprendente lanzamiento del Glassbox Panda como un reloj que, si bien no es nuevo, en esta nueva versión pareciera acercarse de la mejor manera a sus antepasados y capturar esa mística con la cual la marca se hizo un objeto de deseo entre los pilotos del siglo 20. Mención honrosa para IWC y su Portugués Calendario Eterno, un reloj tanto deslumbrante técnicamente como cautivante por la simpleza y belleza de su ejecución.
Como en todo salón, también hubo decepciones
Lo de Rolex era esperable dado el gran año que habían tenido en 2023. No esperábamos grandes fuegos artificiales ni esferas con globos. Al no poder aumentar sus números de producción sabemos que el paso lógico para crecer es aumentar el valor de los productos vendidos. Por esto se entiende la estrategia de lanzar casi exclusivamente nuevos modelos en cajas de oro y generalmente con brillantes. Un pequeño oasis fue el nuevo GMT “Bruce Wayne” que si bien agradó, no era el Coca-Cola que todos estábamos esperando. De Explorers y otros ni hablar.
Patek intentó camuflar una correa con print de tela de jeans como un lanzamiento y si bien los colores de esfera se ven espectaculares no podríamos llamar a esto una gran novedad. Quizás es mejor así, ya que el verdadero lanzamiento que tuvieron, su calendario perpetuo retrógrado con caja grabada a mano, nos parece espantoso tanto por su look como por su logo gigante grabado al reverso. Como para cerrar el mal año del grupo LVMH en su división relojes, Zenith nos trajo el reloj de buceo que nadie les había pedido. Una versión exagerada y colorinche de su maravilloso Defy con un precio difícil de tragar y un look que pareciera ser el hijo ilegítimo entre un Royal Oak y un Hublot.
¡Larga vida a los independientes!
Las cosas se veían bastante mejor fuera de la Palexpo, donde los independientes hicieron de las suyas. Rexhepi haciendo magia con su nueva creación con rubíes (edición limitada a 10 piezas) y François-Paul Journe, alegrando con colores el ya ultra popular Elegante, en honor a su socio de toda la vida. Aquí es donde vimos mayor atrevimiento y creatividad, una categoría que viene creciendo por sobre la relojería de grandes grupos durante la última década.
En resumen, Watches & Wonders continúa siendo el estándar de la industria, la semana clave para entender la temperatura del mercado y las sensaciones sobre lo que se viene para el resto del año. Los termómetros este año, lamentablemente, no pasaron de tibio.