Valles relojeros de Suiza: Un viaje a la cuna del tiempo
¿Playas y bronceado? Nah, eso es para el resto de los mortales. Si realmente sabes de lujo, tu Instagram debería rebosar de fotos en los Alpes con un AP brillando en tu muñeca. Acompáñanos en esta ruta por los valles relojeros suizos, donde el verdadero caché se mide en mecanismos y no en Spritz.
Olvida esas vacaciones en Mykonos o Ibiza, eso ya pasó de moda hace rato. Si de verdad fueras un high roller, estarías sacándote fotos en los valles relojeros de Suiza, palpitando entre engranajes y espirales que son la locura en el mundo del coleccionismo y la alta horología. Aquí, cada valle, desde el Jura hasta Ginebra, tiene su propia historia que contar, su propio tic-tac (no TikTok) que revelar.
Valle de Joux
La primera estación de este viaje no es cualquier valle en Suiza, es un lugar donde la naturaleza y la relojería conviven de una manera única. Rodeado por montañas y bosques, este rincón suizo ofrece un paisaje tranquilo, perfecto para perderse en sus rutas de senderismo o simplemente disfrutar del silencio interrumpido solo por el sonido de los relojes más exclusivos del mundo. No es de extrañar que esta zona, alejada del bullicio de las grandes ciudades, haya sido el lugar perfecto para que florecieran las grandes marcas de la relojería, como Audemars Piguet, Jaeger-LeCoultre y Blancpain.
Y ya que estamos en confianza, hablemos del hotel de Audemars Piguet en Le Brassus. No es un simple hotel, es la parada obligada para cualquier coleccionista que quiera vivir el lujo relojero de primera mano. Si alguna vez has soñado con un tour lleno de complicaciones (de relojes, claro), este es el lugar. Y no te puedes perder el museo/atelier de AP: un edificio nuevo que parece salido del futuro, con su famosa espiral donde puedes ver piezas únicas y a los artesanos en pleno trabajo. Reserva tu visita guiada en inglés, francés o alemán desde los 20 francos suizos. Vale la pena.
La Chaux-de-Fonds
Ubicada a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, La Chaux-de-Fonds no es sólo otro valle suizo. Esta ciudad y sus alrededores han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, gracias a su combinación única de arquitectura y planificación urbana, todo diseñado en torno a, sí, la relojería. Las montañas que rodean la región ofrecen un paisaje impresionante y lleno de rutas para los más aventureros, pero lo que realmente llama la atención es cómo la relojería influenció la disposición de la ciudad. Este lugar es un verdadero museo al aire libre, acá pasado y modernidad son uno solo, y no es broma.
Si eres fanático de los relojes, La Chaux-de-Fonds es Disneylandia. Aquí se encuentran las sedes de marcas como Tissot y Ulysse Nardin, más la fábrica de Patek Philippe, verdaderos gigantes de la industria. Pero más allá de las fábricas, uno de los puntos que no te puedes perder es el Museo Internacional de Relojería, que alberga una de las colecciones más grandes del mundo. Además, muchas marcas ofrecen tours para ver de cerca cómo se crean sus guardatiempos (qué bella palabra), como Zenith, ambos casos en Le Locle.
Biel/Bienne
Esta es una ciudad especial, no sólo por su ubicación a orillas del lago de Biel, sino porque es uno de los pocos lugares en Suiza donde conviven el francés y el alemán en perfecta armonía. Rodeada de montañas y con un acceso increíble a rutas de trekking y paseos en bote por el lago, esta ciudad tiene un encanto brutal. No sólo es un destino para los amantes de la naturaleza, sino también para los que buscan una inmersión intensa en la historia y cultura relojera de la región. Además, es conocida por ser el hogar de marcas que han jugado un papel crucial en la historia de la relojería.
Si hablas de Biel/Bienne, tienes que mencionar a Omega, uno de los nombres más reconocidos en el mundo mundial. Pero la ciudad no se queda ahí, también alberga otros gigantes del grupo Swatch. Un dato que no puedes ignorar es que en Biel se encuentra el Museo Omega, una parada obligada para todo fanático que quiera ver de cerca la historia de los relojes que llegaron a la Luna. Además, varias fábricas de la zona ofrecen visitas guiadas, donde podrás conocer de primera mano los procesos que hacen posible la creación de estos relojes maravillosos.
Ginebra
Genève no necesita presentación; menos para un fanático de los relojes. Esta ciudad, situada a orillas del majestuoso lago Lemán y con los Alpes de fondo, es sinónimo de lujo y alta relojería. No sólo es conocida por sus boutiques y tiendas exclusivas, sino también por su vibrante vida urbana, donde la elegancia está presente en todo. Pasear por sus calles es como recorrer una galería de arte al aire libre, con relojerías de ensueño al alcance de la mano –las relojerías, los relojes no tanto–. Además, no faltan los paseos por el lago y el famoso Jet d’Eau, que añaden el toque final a una ciudad que vive y respira exclusividad.
En términos de relojería, Ginebra es el hogar de algunas de las marcas más prestigiosas del mundo: Patek Philippe, Rolex, Vacheron Constantin, sólo por nombrar algunas. Una parada obligada para los coleccionistas es el Museo Patek Philippe, donde se puede apreciar la evolución de la relojería a través de los siglos. Pero eso no es todo, las boutiques de estas marcas suelen tener piezas que difícilmente encontrarás en otros lugares, haciendo de Ginebra un paraíso para los verdaderos aficionados. Por eso, si buscas un reloj exclusivo o simplemente quieres perderte entre vitrinas llenas de histoire, Ginebra es tu lugar.
Conclusión
Así que ya sabes, si quieres aumentar tus seguidores y likes en la comunidad de coleccionistas, estos valles suizos son parada obligada. Más que un tour, es el peregrinaje que todo coleccionista tiene que hacer alguna vez en la vida. Olvídate de las típicas vacaciones playeras, porque entre estos talleres, encontrarás el verdadero lujo y la pura pasión por el tiempo y sus guardianes.